domingo, 27 de febrero de 2011

Para seguir

Caminaba por la vereda cuando cayó. Era una bola de piedra encendida en llamas, o un meteorito si es que asi le llaman, si es que eso era.
Cayó justo enfrente mío, cerrandome el paso.
Tal atrocidad se imponía para detenerme pero yo tenía que avanzar, tenía que seguir. Entonces intenté cruzar la calle, pero apareciste vos, en un auto negro y vestido de azul. Pusiste balizas y te plantaste ahí en el medio, como si el mundo se hubiera detenido, como si no notaras el meteorito en todo su explendor cortandome la vereda, a punto de prenderme fuego.
Volví hacia atrás y vos pusiste reversa. No entendí si eras de la C.I.A. o me querías secuestrar pero me estabas bloqueando el paso y yo tenía que llegar.
Pensé en bajar la cabeza y dar la vuelta a la manzana, pero esta vez ya no podía, ahora tenía que llegar, seguir, y rápido.
Entonces me cruzé en frente de tu auto, un poco con miedo pero desafiante. Y vos aprestaste el acelerador, lo apretaste con furia y sin compasión, pero el auto no se movió. Yo no se si se apagó o te olvidaste la primera. Pero me cruzé de vereda,

y seguí.

martes, 15 de febrero de 2011

Backstage

Siempre estarás en la mayoría de mis recuerdos. No como el protagonista, que se lleva los aplausos y los autógrafos a la salida.Esa más bien será otra.
Estarás, bien digo, como la crítica, que tiene siempre la última palabra y que nos marca en la frente las estrellitas que todos ven.
Estarás como el juez indiscutible, que todo lo decide casi inevitablemente, casi naturalmente aunque no quiera escuchar.
Serás un breve destello de lo que debí haber hecho y esquivé, simplemente por su esencia. Por ese correcto nivel protocolar de... buena conducta si se quiere.
Serás la voz que cada mañana me repita que puedo ser mejor, que alguien, alguien que no soy yo, merece que sea mejor.
Porque yo estaré bien, con mi mediocridad mal interpretada y mi orgullo inacabable.
Serás la espina que me obligue a estar bien parado, a ser de hierro o de papel, para moldearme, para aprender. Para ser como se debe, como son todos, como sos vos.
No es, acaso, que te esté quitando de mi vida.
Pero hay algo inevitable en esto de las despedidas. Y es que el telón pronto se cierra y así sucede, atroz e inevitablemente.
Y ya no somos la pareja feliz que fuimos en el escenario, y nos invade el cansancio, la rutina. Nos invade sobre todo la cruda realidad.
Y vos te vas por tu lado y yo me quedo esperando, a ver si puedo actuar.
A ver si puedo, ahora que ya no estás. Ahora que se cerró el telón y vos te vas por tu lado.
Vos te vas por tu lado y yo me quedo acá.
Me quedo acá esperando, a ver si puedo actuar.

Espera

Veo sus caras, los hay viejos y jóvenes, de pieles blancas y oscuras, en verdad muy oscuras, en verdad muy blancas. Madres, niños, señores de traje y otros que apenas tienen qué ponerse.
Todos cansados, atados a la fila que están absurdamente obligados a cumplir, casi rutinariamente. Buscando distracción en lo que sea, cualquier cosa que haga pasar el tiempo.
Hay gente buena pero nadie regala nada, algunos vinieron en busca de una recompensa, otros en busca de una limosna, otros a hacerse dueños de algo que no les pertenece, otros se quieren despojar de aquello que los consume y les nubla la vista.
No se conocen, ni en lo más mínimo, pero conversan de cualquier cosa y se ríen. Ríen a carcajadas esperando que al cesar su risa, haya existido un minuto mas.
Sólo esperan el fín, con caras amargadas y no tanto, mirando todo con una enajenación imposible de ignorar.
Todos están apurados, no saben bien por qué, pero apurados. No quieren esperar pero de a poco se van transformando en postes, columnas que apenas se mueven, unos detrás del otro, y así sucesivamente.
Nos contemplamos, juzgándonos unos a otros, imaginándonos historias, vidas, personalidades, pensando de qué forma somos superiores; pero nada nos distrae del objetivo común, de nuestra tarea en este lugar, de nuestra misión y la ansiedad por cumplirla.
Al llegar al final el cajero del banco atiende nuestras inquietudes, y todo vuelve a ser como antes.

Ya no soy yo

¿Y qué de mi?.¿A dónde fui? A dónde estoy si no es aquí, llenando cada uno de tus deseos.
¿Quién era yo? Si no soy esa que inventaste.
¿A dónde fueron mis virtudes, y mis defectos? Si no a tus manos artesanas.
¿Dónde está la mujer que amaste?
¿Y las manías de las que te enamoraste?
Perdón amor, ya no soy yo.
Ya no soy yo quien está contigo.
Perdón amor.
Perdón... mi amor...
Vuelvo conmigo.