miércoles, 26 de octubre de 2011

Memoria

"Pero si todo el tiempo estoy, chocándote en la calle, econtrándote en la silueta de las nubes, buscándote una forma en el agua que corre en las veredas, en este día de lluvia repetida; quizás me haya olvidado de ti, y ahora sólo seas tú conmigo."
Un grabación con mi voz (mi voz?) de esa mañana en el centro, en cualquier parte del centro de cualquier ciudad, cualquier ciudad que desee ser la ciudad, y el centro por supuesto. Y el día gris y la lluvia repetida además, en cualquier estación, pero quizás sólo en primavera.
Porque es claro que siempre estoy recordando algo que se me olvida y que salgo a atrapar de los pelos cada unos cuantos minutos.
La imagen va y viene pero la molestia persiste y es justamente, lo que me recuerda que no debo olvidarme de...










[Y entonces sos un depósito de delirios, la caja fuerte o un basural]

domingo, 16 de octubre de 2011

Sazón

Hay noches en que me pica la boca,
tal como si millones de bacterias
se reunieran a zapatear bajo mi lengua.
Igual me gusta,
porque la mente debe viajar más rápido,
rebuscándoselas,
para rascar allí.

lunes, 3 de octubre de 2011

Tanto fue el cántaro a la fuente

No me gusta ser urgente y transparente, tener la piedra colgada al cuello y en el anillo, una cereza.
Si, una aspereza que no se lima. Quizás si le encontrara un sentido a la vida, tan volátil, tan poca cosa, tan el papel que se quema o el relámpago de esta tormenta. Tan madre que se suicida en el balcón.
Que lastimoso, que repugnante, que irritantes tus brazos que me persiguen, que conciente, que claro todo, que insoportable.
Que lastimoso, que repugnante, que irritantes tus brazos que me persiguen, que conciente, que claro todo, que insoportable.
Que lastimoso, que... (Y es el momento en que pregunto si me quieres y comienzo a caminar desnuda por la casa)
Si ahora estás sudando, dale 5 vueltas a la cola, luego te sientas en el pasto, y me explicas dónde vamos, que ya no encuentro respuestas. Porque la madre se ha suicidado y el niño llora, y en el chillido escucho una condena, como la tuya y la mía, como los cuervos, como las latas, como los cuentos. ¿Cómo?
Y aún reitero, y desespero, pero si en el espejo estás yo no te veo.
Quiero que asome esa luz de la que hablamos en las tejas, concentrate!
Una ráfaga que absorbe simultánea la paz, la osadía y los reproches.
¡Qué maravilla! Pero sólo si pudieras sentarte en el pasto, dejar de darle vueltas a la cola y explicarme a dónde mierda vamos.