lunes, 22 de octubre de 2012

No lo creo

¿Cómo puedo creer en algo? Apenas puedo creer que esto realmente está pasando, que vos me estás preguntando si te creo o no. Apenas puedo creer que estoy aquí y ahora, sentada al frente tuyo, charlando contigo, y no en Venecia o en Lima, persiguiendo mariposas o dentro de un cubículo verde lleno de pájaros de colores, o sobrevolando el Atlántico sobre una gruya de papel rosa.
¿Cómo puedo creer, creerte, creer en algo?
Bien, ahora que lo pienso... pero en esto no, en esto no creo, es simplemente evidente, más que obvio, no puedo creer que no lo veas, no puedo creer que me estés preguntando si te creo.

jueves, 28 de junio de 2012

Se cayó

Justo estaba tratando de entender qué había sucedido cuando entraste al living. Fue evidente que te importó un carajo y que ni te percataste de mi cara de espanto porque esquivaste el jarrón roto en el piso sin siquiera mirarlo y te metiste al baño.
Pensé justificarte con tu concentración en el estudio que te mantenía de la mesa de la cocina al living y del baño a la mesa de la cocina, atravesando una y otra vez la puerta alta de madera, fumando y tomando largos tragos de agua.
Buscaba en vos una respuesta porque sabía que vos sabías algo que yo no, que vos vivías hacía años en la casa de la abuela y tenías que saber por qué pasaban esas cosas.
Vos, vos si tenías que entender .
Estaba pálido, arrodillado en la alfombra junto al jarrón hecho pedazos  -el jarrón que era una reliquia de esas que coleccionaba la abuela- cuando volviste a pasar una pierna sobre él, directo hacia la cocina.
Entonces frenaste justo cuando sujetabas el picaporte, te diste vuelta y me miraste con ojos casi burlones.
-¿Qué pasó?
-Se cayó solo
-¿Se cayó solo?
-Sí
Y te cagaste de risa mientras abrías la puerta y te instalabas de nuevo en la mesita y yo te oía murmurar:
-Duendes de mierda.

sábado, 2 de junio de 2012

Cascada

Y al conjunto de las osadías se le llama...patrimonio. 
Y como usted sabe, la lechuza da vuelta la nuca, y cambiemos de tema.
Abajo (bajo,bajo,) hay luz todavía, y sin embargo administrándola.
Uno la administra, caray!, qué chiquillo más travieso. Uno regulándola, (.Ya no hace tanto frío,) como ya te darás cuenta; (si me abrazas) y si me escuchas con atención (,mirandome el fondo de los ojos), lo podrás ver.

lunes, 7 de mayo de 2012

Mirá

Mirame si querés. Mirame si me ves.
Si lo que querés es verme, mirame.



Mirá mis ojos, mirá mi boca, mirá si me muerdo la lengua o me vuelvo loca... Mirá que ahí tenés todo, mirame, miralo. Abrí bien los ojos para el espectáculo, que merece ser visto tantas veces, como la primera vez..

Miralos a ellos, mirales las razones, los por qué y los pretextos, mirá si no son todos lo mismo.
¡Que alguien miré! ¡Y vos mirá! Mirales las intenciones, mirales las verdades. 

Mirate, escarba en tu piel, pellizcate las entrañas. Desautorizate, recriminate, escupite en la cara hasta aceptarlo. Recorrete, rendite, reconocete. ¿No somos todos lo mismo? Quitá la venda que elegiste, ¿cuál fue la tuya?

Gritalo, a mil voces hacelo sonar. Mil bocas apuntándote y una cadena, de mentira, de consuelo, de excusa.

Miralos, 
pero de una vez, 
miralos. 
Mirate
 pero de una vez,
 mirá.
 Pero de una vez.

viernes, 13 de abril de 2012

Presentación extraoficial



Hábitos alimenticios de un cerebro desbordado
Presentación extraoficial

Feria Libros Son de ediciones independientes
Sábado 14 y Domingo 15 de abril
16:30 a 22:00 hs
Patio interno del paseo de las pulgas
Ciudad de Córdoba

viernes, 2 de marzo de 2012

Juicio

Mirame, mirame cómo estoy, mirá lo que soy, mirame ahora y creéte que no es tu culpa, que esto que tanto te aterra, es mi personalidad.
Dale, mirame y creételo, ¿o es que te estoy desafiando?, a que la víctima se ponga del lado que tiene que estar.

¿O no te la bancás?  ¿Es eso de lo que escapás?

No te queda el traje de afrontar errores y pedir perdón. Por eso te escondes tras esa capa de trastornos: por ser inimputable, por lavar tu culpa en la bañera.

Goce

Y aunque sean las once el cielo está nublado y parece que fuera de día. Además una leve llovizna moja mis piecitos y tengo algo de frío en las orejas.
Lo veo como algo definitivo, digo, este estar aquí, tan mío, mirando siempre hacia afuera, hacia otros muros, otros jardines. Y hasta si el hombre de las erres borradas me susurrara en la brisa.
Y no le importara hablar mal el español, o si un gato blanco caminaba por el techo del frente y se mezclaba con lo blanco de la pintura del techo del frente y uno no supiera distinguir el gato del techo, o el tacho, que también está lleno.
Que regocijo gozar así de estos momentos, tan oportunos, en que mi mano toma la lapicera y se va, nos vamos lejos. Jugamos con las nubes de este cielo, que hoy está nublado.
Por un instante, que durará lo que para ti sea un instante, poder sentir el placer de reconocerme de un vistazo, sin mayor esfuerzo, desde las nubes, allá bien lejos.

Sólo aquí, sólo contigo en mi regazo, mientras te rozo. Y te releo.

lunes, 27 de febrero de 2012

Cambiaste mi piel por barro en una esquina irresuelta

Con tu egoísmo intentás hacerme ver el mío, ¿y a dónde vamos con esto?, si no al desatar de una guerra silenciosa donde no habrá vencedores ni victoria.

Tu sufrimiento es el mío pero a la vez... a la vez mi felicidad es tu propio sufrimiento y la vuelta se hace eterna, el círculo se ensancha y en el centro está el vacío al que no quiero rodar.

Pero ¿cómo?, si al mal tiempo buena cara, pero el mal tiempo se ha prolongado y tu cara en ese molde inflexible de dolor me asquea, me repele, me revuelve el estómago cuando lo noto posado en mi propio rostro. Cuando me lo colocás como una máscara, buscando que entienda de una vez -¿cómo?-, cómo es que no podés salirte de esa tortura eterna. De ese permanecer anclada junto a tus miedos y tus culpas.

Me estaqueás sobre tus charcos de llanto y completamente embarrada, impregnada en tus lamentos, te pido piedad, te ruego piedad agonizante.



Si al menos pudiera culparte por esta humillación, al menos reprocharte esta falta de consideración. Pero en cambio debo aceptarte, cubrirte con un manto de piedad y no apelar a tu cordura, no apelar a que reacciones.

martes, 21 de febrero de 2012

Stt


[Es este ardor y es esta la fiebre del que espera, frente al despertar. Vámonos de aquí...]


Starosta, el idiota, puso su cara en mi almohada a medianoche y me acarició hasta dormirse. Fue llegado el alba que desperté en aquella hamaca de jazmines florecidos, impregnada en ese aroma dulce empalagoso.
Se acercó entonces él, son su larga barba, y comenzó a recitar su profecía.
Quién sabe si logré escucharlo o simplemente me pesqué nadando en sus pupilas negras como el mismísimo mal.
Comenzó a fluir de los rincones más oscuros de su paladar un canto hipnotizante, llevándome paulatinamente a una nueva imagen, un universo aún más paralelo, donde ya no había cuerpos, ni manos, donde todo, todo incluso nosotros mismos, era energía desmedida viajando en el vacío, vendavales de colores armando y desarmando figuras.



Ya no había tacto, y apenas conciencia.





[No llores más, ya no tengas frio. No creas que ya no hay más tinieblas, tan sólo debes comprenderla.]