jueves, 5 de diciembre de 2013

martes, 29 de octubre de 2013


Mais amor, por favor...


Parede limpa, povo mudo!


Porto Alegre - Cidade Baixa


Tu nombre

Y no quiero nombrarte porque tu nombre -esa palabra que te designa y te limita, que ordena que vos seas vos, tu figura, tu voz, tu persona y no cualquier otra cosa, no tu perfume flotando en mi almohada o la taza de café que dejaste a medio terminar en mi cocina, no los pájaros ni el aire tibio de esta mañana primaveral ni tampoco mis ganas de abrazarte y besarte el cabello o esta ansiedad estúpida de que regreses, tu nombre, el límite entre vos y todo lo demás, todo lo que pasa, existe y es a través tuyo y a tu alrededor- se disuelve en mi boca, empieza y termina en una lágrima que no derramaré y que por eso se vuelve nudo atado a mi garganta y me asfixia -como tus manos, aquella lejana primera vez-.
No quiero nombrarte, nombrar con 4 letras esta infinita soledad que me acompaña, porque sé bien que sería una mentira, una más entre tantas eternas que se acumulan bajo mi nuca.
Porque si fuera eso, si tuviera tan sólo ese nombre entonces sería reversible, sería combatible y no lo es. Porque tu olor o la taza llenarían algo del vacío que me ocupa, dejarían al menos una esperanza y no lo hacen porque sé que vos, tu voz, tu figura y tu persona, tu existencia limitada por tu piel, incluso aquí a mi lado no cambiarán la infinita, la eterna soledad que me acompaña.

Crece cruel, cruenta

Crece cruel, cruenta. Cavando fosas en los músculos, aumentando el volumen de las arterias, dilatando los vasos, socavando las venas. Crece cruel, cruenta. Tira de infinitos hilos que corren entre mis muelas, tira con toda su fuerza hacia abajo y enlaza la lengua que treme, tiembla, como el peor frío.
Crece cruel, cruenta y se ríe a carcajadas de mis ganas de gritar y mi mandíbula apretada.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Más abajo - Buenos Aires

En la oscuridad fragmentos de dos infinitas rectas blancas juegan carrera, me balanceo de un lado al otro, siempre mirando por la ventana. De repente cientos de luces como guirnaldas aparecen entre madera y un sonido metálico fuerte y brisa, casi viento, y pienso en Navidad o en el Titanic, y ya se fueron...
Miro a uno de ellos, está cantando despacio, el zumbido metálico no me permite oírlo pero lo veo mover los labios y levantar las cejas haciendo extraños gestos... en cada parada hace silencio y vuelve a comenzar. Pienso que puede ser uno de ellos, no lleva auriculares y no va acompañado, y su piel está pálida, y su mirada perdida, y triste...

Baja en Independencia y lo veo perderse tras el cartel que dice "Combinación Linea C", pero ya son casi las once.




Culpa del "Texto en una Libreta" - Queremos tanto a Glenda - Julio Cortázar

Nosotros

Y entonces avanzando destruimos, el único lugar que nos es dado, y nacemos en parvas y nos morimos ancianos, y creamos seres que hacen lo que nosotros mismos hacemos, y cada vez más acertados, y vamos atendiendo a los esclavos, que creen que todo eso es necesario, y nos movemos en fila, y vamos rápido, y por encima pisamos, cuanta cabeza se cruce, pues no vaya a llegar tarde al trabajo, y mire si se pierde el presentismo. Esta historia tiene tajos, sangrando de la boca hasta el ombligo, hoy se murieron miles en la guerra, y otros tantos de hambre y frío, y sin embargo ahí los veo, posando en las esquinas o dentro de los autos, sonriendo en dientes blancos, fluorados y oliendo a jazmín en frasco, porque las flores se acabaron, o a lavandina, que es lo mismo.

Matilda em Cidade Baixa

Matilda pasa por el frente de una a casa de antigüedades y se queda mirando en la vidriera una colección de bailarinas de porcelana. Matilda no entiende cómo puede alguien haberlas hecho justamente de porcelana porque están tiesas y además son frágiles.
A Matilda no le gustan las cosas frágiles porque es bruta y siempre rompe algo y le da muchísima vergüenza, pero ya la alcanza justo en el centro del ojo izquierdo el reflejo de la luz en una araña de la que cuelgan cientos de piedritas puntiagudas que parecen diamantes y ve sobre un estante tres sifones de colores...
Verde, amarillo, azul...
Y piensa que se quiere cambiar el nombre por uno que haya elegido ella. Y sigue caminando despacio, bajo el paraguas violeta que se robó en un cine, y bailando un poquito y se alegra de no ser de porcelana y de no saber nunca qué hay a la vuelta de la esquina, cuál es la calle que sigue o para dónde está el centro.

martes, 2 de julio de 2013

Indiferencia

Nada de vos me interesa, ni tu rostro, ni tus palabras, ni tu historia,
ni tu dolor, ni tus ideas,
salvo
que se resuelva en un par de letras
salvo
que me sirva de musa o de espejo
el resto es indiferencia
y acaso
tu mirada como una cuerda
en mi cuello
pero no tu mirada
sino la cuerda
el calor del roce en mi cuello
el aire que comienza a faltar
a faltarME
a mí
a mi ego
a mí
el resto es indiferencia

y cartuchos vacíos...

Días

En todo momento es como esos días en los que busca destruirse, y con ella todo lo que crea, todo lo que ha creado (creído) y lo que creará.
Todo le viene hecho pedazos de ante mano y va perdiendo la sangre, espesa y caliente. Se va vaciando de a poco, se vuelca encima el fluido vivo. Todo es catástrofe y pérdida, todo es vacuidad.
No hay venas rotas,
es el dolor de, una vez más, no haberlo merecido
y que la deje
y corra hacia las cloacas
con su mierda y la de tantos...

viernes, 21 de junio de 2013

Barro

Te observo, te veo revolcarte sobre tus certezas, usarlas como papel de diario en cada noche de plaza en el invierno infinito de tu cuerpo. Ya en otros jardines quise cubrirte con mantos de ternura estúpida, pero te vi destrozarlos antes de sentir calor, convencido -como siempre estás- quizás por obra de un pasado triste y pegajoso del que ya no puedo hacerme cargo, de que te los quitaría en mitad de madrugada, y morirías de frío.
Y es probable...

Te observo, te veo revolcarte sobre tus certezas y nacen broncas pero más bien lástima: veo al miedo agazapado sobre tu cabeza, te veo temblar en una habitación sin luz en la que siempre estás sólo y acurrucándote en un rincón.
Te observo, te veo revolcarte sobre tus certezas como la avara delirante sobre su montaña de oro, reafirmando una y otra y otra y otra vez cada una de ellas, llevándolas como carteles de neón en la frente, en la cara y en las palmas. Pero en los ojos no.
Y sé que mi inocencia, mi inseguridad y mi ignorancia valen mucho, mucho más que tu disfraz de acero y piedras. Por eso me las llevo, esta vez te dejaremos solo, como pedís a gritos.
Siento haber sido etiquetada y ordenada en tus casilleros infinitos, pero me duelen los huesos y es hora de dejarlos bailar. Por eso me arranco el rótulo en la frente y te lo devuelvo, por eso me voy aunque no quiera, aunque te escuche temblar en la pieza de al lado de frío y de un profundo miedo mientras te observo, te veo revolcarte sobre tus certezas que son de barro y salpican, y manchan
mi ternura,
mi estupidez
y mi ignorancia.                                                                                                    

martes, 11 de junio de 2013

Palabras

No puedo escribir, no puedo hablar, no puedo crear ni destruir nada mientras elija las palabras, mientras las siga seleccionando del catálogo sucio y estéril que me es ofrecido.

No puede nacer nada mientras las raíces sigan fuera de la tierra, y nada saldrá de esta mente oprimida con el caudal, con la crueldad y el frío que debiera.
Serán puras falacias, será todo mentira mientras exista una única mirada ajena.
Pues ni siquiera en pensamientos seré libre y hasta el más puro intento será un sucio reflejo, cualquiera sea el espejo que me pongan frente.

Porque sucio está el espejo, porque sucia está la mente.

lunes, 3 de junio de 2013

Quiero

Te quiero, te quiero, te quiero. Te quiero fuerte y por eso te tengo en mente, y en alma te tengo porque puedo no tenerte. Te quiero porque puedo quererte aunque no me quieras como yo quiero, aunque me quieras como tu quieres o no me quieras.
Te quiero, te quiero, te quiero y ridícula me rio y doy saltitos al vacío. Porque te quiero, aunque no estés presente y por eso este querer es sólo mío y por eso tan fuerte se siente.
Te quiero por quererte, aunque no existas, aunque nada me des y nada exijas. Te quiero porque quiero, entonces no es que te quiera sino es que Quiero, Quiero y Quiero.

Dora

Dora, dorados los árboles deste río. Dora, adorando su cause tejen brazos al horizonte. Dora, si los vieras sacarse las hojas de encima de a una, soltarlas para que por fin toquen el agua.
Con qué simpleza Dora, con qué amor las dejan ir río abajo sabiendo, porque lo saben Dora, que sus raíces nunca nacerán en esa transparencia.

lunes, 27 de mayo de 2013

Carnavalito

...de mi autoestima raquítica, sumergida en un mar de buenas intenciones. De títeres, carrozas decoradas con insignificantes deseos de mentira, superfluos, utópicos, idealistas.
Asesinos seriales de improntas desleales de otras vidas caducadas, putrefactas, escondidas.
Hundidos en arena movediza, plagada de insectos que componen, una melodía ajena a todo. Del otro lado, la serpiente, se retuerce, se relame, inconsciente, egoísta, crítica, salvaje.


No me soporto, ya no.

Pocas ropas

En este sitio la gente acostumbra usar muy poca ropa. Las mujeres, sobre todo, con sus mini-shorts y sus puperitas, se pasean por las calles mamboleando sus curvísimas condiciones físicas, de culo firme y buenas gambas todas ellas.
Esta mañana pasó por la parada una morena de minifalda y plataformas. El viejo que a mi lado esperada el colectivo no pudo evitar que su cuello se retorciera mientras seguía con los ojos a esa criatura del demonio y su mandíbula se iba abriendo len ta y su til men te.
- ¿Qué pasa hombre, acaso nunca vio un par de piernas?- Le dijo la morena mirándolo a los ojos y dándose un chirlo en el culo. Y se marchó, sonriendo y moviendo aún más la bunda de un lado al otro, cuando la mandíbula de aquel caballero llegaba casi al piso.

Lo inexplicable es que de no haber terminado así la escena, lo hubiera hecho en una cachetada firme y precisa en el rostro del cara, seguida de estruendosos gritos que, quizás, lo hubieran excitado de igual manera.
Son los únicos dos tipos de respuestas posibles aquí: el deseo o la violencia, y lo maravilloso es que uno conduce al otro, y vicerveza.

viernes, 3 de mayo de 2013

Pueblo Chico

Dicen:
"Pueblo chico, infierno grande".
Pero si el pueblo chico,
es infierno grande.
Imagine usté,
imagine nomás,
lo que será la ciudá.

domingo, 28 de abril de 2013

Los árboles de La Mangaba

Los árboles de La Mangaba crujen de noche, cobran vida. Con pasos cortos, prudentes, subimos la escalera, tanteando para no caer, despacio y respirando agitados porque ya hemos subido los 234 escalones que conectan con la segunda praia y a esos no nos acostumbraremos nunca.
Llegamos en silencio, hay dos hamacas colgadas demasiado alto y una luz brilla en el horizonte.
-Eso es el mar- dijo Martín.
Prendimos algunas luces, dejamos nuestras cosas en el suelo de la sala, amoblada por una única mesita sobre la cual posa una lámpara. Usé el baño, tomamos agua fresca y volvimos a salir al balcón.
En una olla con poca agua se había acomodado una rana verde con manchas amarellas; ágil, saltó a la pared apenas la movimos y se perdió en la mata. Me acomodé con dificultad en una de las hamacas y me dispuse a escuchar. Fumamos, nuevamente en silencio y mirándonos las veces a los ojos. Martín sentado en el suelo tenía algo de niño, con sus larguísimas piernas flexionadas y la espalda contra la pared.
-Me gustaría darte un beso
-Preferiría que no
-En ese caso, hasta mañana, me voy a dormir. Te podés quedar en el otro cuarto si querés, hay un colchón, sino cerrá y dejá la llave en la ventana.
Se levantó, me tocó la nariz y se fué. Me quedé mirando al mar, aunque se mezclara con el cielo porque la luna era nueva y brillaba por su ausencia. Allá abajo se oía el cantar de las ranitas y en los árboles de la mata una sola paz, una sola calma.
Escuché un golpe y vi una botella de agua vacía en el suelo. Había vuelto la rana (o quizás fuera otra) y de un topetazo sacó de su camino el invisible pero impenetrable obstáculo.
"Somos nosotros, claramente, los invasores en esta isla, y la mata no se rinde: firme resiste y da pelea. Da gusto ver las lagartijas en el deck de la segunda, asomando ahí, entre los pies de los turistas lentos y descuidados."
La ranita volvió a ocupar su espacio en la olla y permaneció ahí, inmóvil.