resbalo por las tres maría de tu hombro
respiro el perfume de tu piel de reciente baño
(blanquito)
de hilos tibios resbalando sobre tu cintura
(escurridizos pero pacientes)
y jabones de lavanda...
hay tanto de flor en vos...
(y de cielo, y brisas frescas)
ese culito por ejemplo,
que se eleva bajo mi mano
ahora que también baja por tu cintura,
(más paciente que escurridiza)
tan indefenso y suave
sin contar las piernas,
el movimiento de las piernas
que separás apenas
si apenas rozo
la humedad de tu sexo
y aunque sueltes un gemido tímido
(un ronroneo casi)
o justamente por eso
mi mano continúa resbalando
siempre despacio y suave
casi con miedo de rasgar
tan estupendo lienzo
jueves, 14 de mayo de 2015
lunes, 4 de mayo de 2015
Yungas I
Y volverme una especie de Rainha de la selva, aunque mi color de piel y mis ojos. Pero aún así cubrirme de enredaderas y dirigir con un bastón de madera noble, tallada hasta el último detalle, la lluvia y las corrientes de los ríos. Llegar un día a una cascada y sentarme en la orilla, quedarme quietita ahí, como la piedra más grande, y con los días cubrirme de musgos y de insectos, dejarme habitar, ser paraje de las mariposas y sostén de los líquenes. Dejarme recorrer, erosionar, desgastar, socavar por el agua, hasta, finalmente un día, desaparecer por completo.
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