Existo para expandir. Para borrar la culpa. Existo para
aclarar, para continuar la lucha. Existo para crecer, para desatar los nudos y
tejer. Existo para creer, para crear y volver a ser la esencia de lo más simple,
la virtud del instante, la boca que dice gracias, “gracias por el aprendizaje”.
Existo para sacarle el jugo a este pasaje, para soltar la
mochila e irme de viaje. Existo para sanar el linaje, por la concha de mi
madre, de mi hermana, de mi abuela y de mi tía y por el nutricio líquido que
derramaron sus vientres. Y por sus dolores, y sus represiones. Existo por el
amor y las heridas y soy MUJER como debía, para estar atenta y unida a lo más sutil
de la vida, al corazón que marca el pulso de cada día. Y con el poder que me dio
la Madre Grande, crear el mundo que merecía. Elejirme pura y entregarme al
viento, llegar hasta el fondo de mis pensamientos y saber, que sólo vale lo que
siento, y que si corazón doy, corazón recibo y que aunque a veces le esquivo,
el tiempo me pone siempre y siempre me ha puesto, donde tiene algo por
enseñarme. Por eso me muestro, desde el fondo y sin pretextos, por eso
contesto, con la verdad y el silencio, por eso me muevo, de abajo a arriba y no
puedo quedarme quieta esperando, preciso seguir andando, cambiar dolor por
aprendizaje, dejarme sorprender por el paisaje, bailar en bolas, tetas al
viento, desnudarme en cada encuentro y ser libre,
o al menos intentar serlo.