Mirame, mirame cómo estoy, mirá lo que soy, mirame ahora y creéte que no es tu culpa, que esto que tanto te aterra, es mi personalidad.
Dale, mirame y creételo, ¿o es que te estoy desafiando?, a que la víctima se ponga del lado que tiene que estar.
¿O no te la bancás? ¿Es eso de lo que escapás?
No te queda el traje de afrontar errores y pedir perdón. Por eso te escondes tras esa capa de trastornos: por ser inimputable, por lavar tu culpa en la bañera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario