viernes, 19 de septiembre de 2014

Ya sé que no debiera...
pero ¿sabés cómo me pondría a escribirte, con esta mano hecha mierda y todo?


                      Sí, 
                                        

                                              soy una maldita romántica



y si sangro va a ser
maravilloso

                       casi 

                                               una ceremonia,
                                               un sacrificio,


                         Sí, 

                                                soy una maldita romántica.


domingo, 24 de agosto de 2014

Llovizna

Hay estos días en que uno se despierta con el corazón en las sienes y el entrecejo fruncido. Suelen coincidir con días tremendamente nublados y fríos, que no se animan a lloverse del todo.
¿Qué pasó con la felicidad potencial que me cubría anoche al acostarme? ¿Que clase de cosas oscuras y tristes estuvieron mis ojos observando por la noche? ¿Qué paseo me llevaron a dar mis sueños para despertarme así, tan cansada y triste de esa tristeza que es sólo resignación, esa tristeza con la que uno ya se amiga y aprende a convivir? Ay chiquito, prefiero tanto la furia, la violencia, a este dejarme caer de cuerpo blando, a este silencio que sabe que no hay nada que decir, que nunca habrá nada que decir que no sea: hola, perdón, me duele aquí. Y no hay nada que hacerle. Pantuflas, café, cigarros, una canción muy triste, sahumerios, algún libro triste también, que es decir romántico esta vez y la cama de colchas suaves y tibias.
Hay unas lagrimitas que se me escurren de los ojos, los ojos fijos en el cielo gris clarito que tampoco se termina de llover. Como desearía una tormenta chiquito, una enorme tormenta de viento y piedra e inundaciones que se lleven todos los trastos flotando. Pero llovizna chiquito, tan suave y parejo que parece que no va a parar nunca.

domingo, 10 de agosto de 2014

A qué voy a jugar si en mi cabeza ese pensamiento brota corre muerde explota choca arranca putea saquea muerde pisa brota arranca araña empuja arde putea muerde pincha putea sacude explota... sube baja se me vuelca encima lo escupo lo ingiero lo regurgito lo arranco lo mastico lo rumio lo relamo lo...


por suerte siempre está la hoja, justo antes de que se me vaya de las manos

miércoles, 23 de julio de 2014

Mierda

Mierda que son difíciles algunas noches, la soledad que siempre es más, porque seguramente hay alguien durmiendo en tu cama, pero vos estás despierto y no es exactamente porque quieras...
Ay, ay, ay, si sirviera escupir o vomitar, si saltando, gritando, retorciéndote te lo pudieras sacar de encima. Pero te sale de la boca del estómago y envuelve tus muelas y tira desde adentro, tira y tira y no las arranca y no las hunde y no sale sangre y no pasa NADA.
Y vos te arrastrás, te rasguñás, te retorcés, te estirás la piel del rostro frente al espejo pero ni tu reflejo hoy es tuyo y entonces sabés

      que ahí,

siempre vas a estar solo.

jueves, 17 de julio de 2014

Ratas ruteras




Y así nos quedamos, contando ratas y poemas; entre mate lavado y una melodía de fondo improvisamos una oficina. Oficina rutera, sin rutinarias ideologías.

Es cierto, sí, disfrutamos del paisaje al llegar. Respiramos y exhalamos profundamente, agradeciendo a una deidad desconocida la presencia de todos aquellos elementos, y la ausencia de tantos aquellos otros.

Sin embargo, existía una presencia extraña que se había introducido sin piedad en nuestro mundillo. Hubo discusiones, ¿se trataba de un sapo? (la rana es rana en principio) ¿o debíamos sustituir la "n" por una "t"?.

Claramente, por el modo levemente siniestro en el que se movía y los bigotes que relucieron a la luz de la luna cuando sus ojos se fijaron en los nuestros con un descaro insultante, se trataba de uno de esos roedores que nos inspiran tan aberrantes visiones, tan espantosos recuerdos.

Hicimos el esfuerzo, una de nosotras dijo: "Piensen en una dulce ardilla de cuentos". Pero de todos los rincones comenzaron a brotar, y es imposible disfrazar a tantas ratas de ardillas.

Y aunque es cierto, sí, disfrutamos del paisaje al llegar, a los cinco minutos terminamos tomando mate y fumando adentro del auto, en nuestra oficina rutera, contando ratas, y poemas.



Lila, Julia y Margo

viernes, 13 de junio de 2014

miércoles, 11 de junio de 2014

Ser

Entiendo tu zen,
              tu qí,
              tu yang.

Y que te suene lógico
      y hermoso
tener paz interior...
Controlar
               tu mente
ser prácticamente inmutable.
Y que la vida te sonría
          y los pájaros

     y vivir el momento.


                               y ser.


Pero escuchame...

yo no podría dejar los nervios de cuando estás por llegar, no sentir el dolor como un hilo de frío que me

                     atraviesa.
                                    o la tristeza

eterna, casi incurable

                         y la alegría arrebatada

de victoria antes de tiempo
de inocencia infantil....


Escuchame, vos:


                                            ¿qué gusto tendría la vida?

lunes, 14 de abril de 2014

Y al final?
Por qué buscar siempre el abrazo que no acaba,
                                                                         la lágrima que no cae?
Por qué buscar siempre el frío,

   el metal helado
                                   de tu picaporte?

La soledad de tu sueño,
el camino trunco a tu mirada.
Las manos del egoísmo,
                                      el amor
                                                  a la guerra,
el sexo vacío y
                         pulcro
                                    (o sucio)

La pesadez de tus mochilas,
la tragedia impuesta de tus recuerdos.


Por qué?
               Para qué?

Si pudieran ser tantas,
                                  tantas,
                                            tantas otras cosas.

Tantos paseos diferentes
                                       por la luz
                                                        y el cielo.

Y sin embargo acá estoy,
internándome en tus pasillos,
                                 palpando la paredes,                    

                                                         

                                                             
                                                                 para no caer...




viernes, 11 de abril de 2014

Abismos

Pero en el abismo no hay fondo, sólo hay caída

l
e
n
t
a,

e
t
e
r
n
a

Qué tan difícil puede ser mirarse en el espejo,
qué tan difícil aceptar ese reflejo,
llamarte
                              egoísta,
                         indiferente,
                             insensible,
y a veces también
                            linda,
                        inocente,
                             chiquilina.


Desnudarte
                         prenda
                                   a
                             prenda,
quitarte los aros,
los zapatos,
el maquillaje.



Repetir la ceremonia en habitaciones diversas,
ante espectadores siempre diferentes
y una vez completa, alzar los ojos,
reconocerte en el cristal pulido.
Y sonreír,
y quizás también
                llorar alguna vez.



Qué tan difícil para que siempre andes mirando
                                                                                    hacia afuera
                                                                  o hacia abajo,
asomándote en aljibes y
                                    acantilados.

miércoles, 2 de abril de 2014

Carreteles

Y me fascina ese gesto, ese movimiento que coloca tu sien contra la mía, esos círculos que dibuja tu cabeza mientras comienza a llegarme todo vos, todo eso tuyo, esa maraña de pelos, hilos y pelusas. Me llega así, hecho un kilombo y lo tomo entre los dedos, y juego a enroscarte en carreteles infinitos, dando ordenadas, precisas vueltas sobre vos mismo,
como el perro que se persigue la cola.

martes, 25 de febrero de 2014

Esos lugares tan poco comunes en los que a veces nos encontramos (pero sólo a veces, y son tan pocas...), nos miramos a los ojos y nos vemos, nos reconocemos tras esos mantos de piel, de historia y de trastornos y somos lo que queda de nosotros, sin nombre, sin juegos, sin un rostro al cual recriminarle algo, fruncirle el ceño o darle un beso.

Esas pausas infinitas,
esos reencuentros,
ese tocarnos sin la piel,
sin el sexo.
Ese acostarme en tu silencio,
hacerme un nido
(con colchas suaves)
y deslizarme hacia el olvido
y siendo, ser
eternamente
enteramente
y vos conmigo.

Estamos

Estamos pervertidos y desubicados, estamos condenados. Estamos indecentes y maleducados, estamos exiliados.
Estamos enfermos, sangrantes, de cuajo.
Estamos desvestidos, estamos malheridos.
Estamos invertidos.
Estamos divertidos.
Estamos...

Playa III

Si al menos las gotas corrieran hacia abajo, se deslizaran como es natural que todo se deslice... pero son como pequeños fantasmitas transparentes corriendo una carrera empecinadamente horizontal, viento en popa armando y desarmando su esencia, adhiriendo a la corredera a diminutas gotitas estáticas que aguardaban tranquilas y ahora ya son todo, mismo. Y otras van quedando apenas, como una huella viva del pequeño fantasmita que se aleja a toda velocidad y esperan, aguardan, al viento, al todo.
Si al menos las gotas corrieran hacia abajo, pero ni ellas. Y avanzamos, cruzamos la ruta 5 y vamos volviendo al todo, mismo. Nosotros sí caemos, porque la carrera es inevitable. Somos la gota que golpea el vidrio, la gota que estaba cayendo del cielo y se chocha el vidrio y conoce su destino pero espera al viento, al todo, mismo... y avanza.

Playa II

Hay una hora en la playa en la que ella se acicala, parece un gatito en su lona amarilla. Con la yema de los dedos se recorre el cuerpo, va quitando la arenita, de a poco las piernas, las caderas, la panza, el pupo. Despacio, despacito sacude los granitos que se han depositado en las costillas, y entre los senos, con el pulgar.
El sol la rodea en lenguetazos tibios, la brisa colabora en la misión. El pecho, los brazos, despacio, despacito, y ya está limpia, pulcra y llega al pelo, la cabeza, hunde las yemas y la siento relamerse más y más y más.

Playa I

Toco apenas,
apenas y con la punta de los dedos,
tu superficie brillante,
escurridiza.
Me recibís con violencia,
con la misma violencia de las gotas
que elevó mi pie al viento.

El mar
La mar

Me golpeás la cintura,
me humedecés las piernas,

la panza,
el sexo.

Te digo sí,
me entrego.
Te penetro de cabeza
(justo justo en el medio de una ola)
y me sumerjo,

fresca,
suave,
submarina.


Y ahora sí,
(de premio)
el sensual balanceo de mi cuerpo
sobre tus vientres,