jueves, 17 de julio de 2014

Ratas ruteras




Y así nos quedamos, contando ratas y poemas; entre mate lavado y una melodía de fondo improvisamos una oficina. Oficina rutera, sin rutinarias ideologías.

Es cierto, sí, disfrutamos del paisaje al llegar. Respiramos y exhalamos profundamente, agradeciendo a una deidad desconocida la presencia de todos aquellos elementos, y la ausencia de tantos aquellos otros.

Sin embargo, existía una presencia extraña que se había introducido sin piedad en nuestro mundillo. Hubo discusiones, ¿se trataba de un sapo? (la rana es rana en principio) ¿o debíamos sustituir la "n" por una "t"?.

Claramente, por el modo levemente siniestro en el que se movía y los bigotes que relucieron a la luz de la luna cuando sus ojos se fijaron en los nuestros con un descaro insultante, se trataba de uno de esos roedores que nos inspiran tan aberrantes visiones, tan espantosos recuerdos.

Hicimos el esfuerzo, una de nosotras dijo: "Piensen en una dulce ardilla de cuentos". Pero de todos los rincones comenzaron a brotar, y es imposible disfrazar a tantas ratas de ardillas.

Y aunque es cierto, sí, disfrutamos del paisaje al llegar, a los cinco minutos terminamos tomando mate y fumando adentro del auto, en nuestra oficina rutera, contando ratas, y poemas.



Lila, Julia y Margo

1 comentario:

  1. http://noentiendono.blogspot.com.ar/2016/01/no-entiendo-como-no-amar-el-transporte.html
    Gracias por estar ahi... en el medio de la ciudad... un día como cualquier otro.

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