sábado, 4 de diciembre de 2010

Quizás realmente

Me encuentro de pronto pensando (si, pensando) en la bipolaridad de este, nuestro mundo. Clasificando las cosas en “si” o “no”, en “bueno” o “malo”, existe una palabra entre el si y el no, entre el bueno y el malo? Y eso de que el fin no justifica los medios, al carajo con los medios, lo que nos importa a todos es el fin; al fin y al cabo.
Cabo: extremo de las cosas,(de las costas?). Cabotaje: navegar sin alejarse de la costa, del extremo de la costa, del final de un país o un continente: el límite: el extremo de las cosas: el cabo.
Fin: límite al que es estrechada una cosa, término de algo (de las costas?)
Al fin y al cabo, frases poco originales si las hay.
Y de los medios no puedo hablarles porque solo tengo el tomo del diccionario (Diccionario sí señor) que va de la A a la L, justamente a la L que precede a la M, ese es el fin, el cabo. Puta manía de dividir los diccionarios como si el abecedario estuviera igual ordenado en todos lados (¿Qué idiota se puso a ordenar las letras?). Como si no existiera la posibilidad de necesitar el significado de la palabra fin y al mismo tiempo el de la palabra medio. Hubieran hecho un libro más gordo, o más alto. Que achicasen la letra no es factible porque ya casi no se puede leer.
En fin, decía de la bipolaridad, y me voy con sueño o realidad. ¿Qué realidad? La mía por supuesto, si sólo existiera un punto desde el cual el hombre pudiera realmente (valga la redundancia) apreciar la realidad en su totalidad, no se los diría, pero creo que no existe.
De repente y a altas horas de la noche generalmente, me entra la duda, casi siempre acompañada por el miedo, de si vivo el sueño o la realidad.
Me pregunto (¿?) si alguno de estos días –si les puedo llamar días- despertaré hace tres meses (es decir ahora si llegase a despertar) o hace 5 años, o en mi cuna, aunque espero que no –porque no recordaría el sueño y eso me lleva a no poder aprender de él-.
Y más aún me pregunto (insistente), aún me pregunto (insistente), me pregunto; si ese sueño será una especie de premonición de mi vida –que aburrido- y siendo ese el caso, si intentaré evitar ciertas acciones, ciertos errores; o si procederé exactamente de la misma forma (ahí esta la bipolaridad de la que hablaba) por miedo a lo desconocido aunque esto esté bastante mal pero no lo suficiente para probar otra cosa.
O si, en su defecto, será sólo un estúpido sueño, y nunca llegue a conocer a sus personajes y vivencias (y los voy a extrañar aunque yo no soy de sentimentalismos).
Terrible, simplemente paralizador.
El móvil (si así le puedo llamar no sé porque el diccionario termina en la L, el fin y el cabo) que me llevó a pensar en esto es el increíble desapego a la realidad que me toca (o un poco elegí) vivir.
Y aquí quizás comprendan muchos de mis conocidos y sobretodo amigos esa ausencia innegable de mi parte (de qué parte?) de mi todo, mejor. Aquí quizás comprendan por qué después de una conversación de varios minutos, en la que incluso respondí preguntas e hice acotaciones lógicas, tienen que volver a explicarme de qué estuvieron hablando los últimos 2, 5 o 20 minutos, al darse cuenta de que no comprendo la gravedad del asunto, o el misterio, la emoción, la importancia o lo que sea.
No es que no me importe (o si?), simplemente no estoy ahí, quizás esté durmiendo en mi cuna o en mi cama con 6 años y un metro 30.
Quizás esté peleando en mi guerra interior por despertarme y conquistar realmente (valga la... etc.) la realidad, si es que esto es un sueño y eso es lo que es.

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