miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hipnagogia

 [Los primero diez minutos del día, siempre se me olvidan.]

Estábamos contentos, pero tranquilos. Por fin habíamos dejado flotar nuestros caparazones río abajo, y la corriente se encargó de lo demás. Los vimos destrozarse a unos 100 metros contra las rocas.
Lo recordé mientras me cepillaba los dientes, ¿Pero quiénes éramos? ¿Y porqué estábamos desnudos? ¿Y por qué carajo yo misma estaba desnuda cepillándome los dientes?
Corrí a mi cama, pero estaba vacía. Estaba completamente segura de que tenía puesto el camisón que ahora yacía a los pies del somier.
Pero entonces escuché la puerta cerrarse. Me tape con una toalla y, casi desnuda como estaba, bajé la escalera directo hacia la entrada. Abrí rápido y salí a la calle, pero estaba desierta, como cada domingo por la mañana.
La puerta estaba abierta aunque sabía que la había cerrado con doble llave (y el camisón puesto) antes de ir a dormir.
Volví a subir y me senté en la cama, sosteniéndome la frente y tirando despacio pero con fuerza del pelo. ¿Cómo era posible que no recordara nada, que no pudiera verle el rostro al otro cuerpo desnudo a orillas del río? ¿Que no pudiera ver la cara de quien pude sentir entre sueños?
Revisé el celular, ningún mensaje ni llamada después de las 0:23 am. Pero entonces encontré la notita: “Ya no tomes pastillas para dormir”, y nadie la había firmado.

4 comentarios:

  1. ey,me gusta mucho como escribis :)

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  2. a, soy la compañera de la facu de la agus, fui al clae , y ella te regaló una hebillita que hice yo.

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  3. eeeeeei ine! gracias! como estas? dejaste comunicación ya? cuando arrancas con socio?

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  4. sis, dejé hace rato ya, arranco el año que viene con esa :) tu vida? espero que bien !

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