martes, 26 de julio de 2011

La pluma

Sigue dando vueltas en la cama.
Entre sueños descubre un pastizal verde, va caminando hacia el sol, envuelta en vestiduras blancas que encandilan. Los pies descalzos, ya insensibles, el pelo suelto, un viento norte que no refresca, pero acompaña.
Da pasos firmes, pasos definitivos, no sabe a dónde va pero pase lo que pase, será imposible retroceder.
Camino al despojo total, a un estado superior quizás. Al final de algo.
El olor de la hierba la santifica, la rodea embelesando cada movimiento. Con los brazos abiertos, recibe la energía de ese astro que ahora la mira y la desea. La piel blanca y tersa, se deja acariciar sensual por esa luz.
Ha llegado el momento, el borde de un abismo que alguna vez la hizo temer y al que ahora ansía entregarle todo de sí misma, dejarlo apoderarse por completo de su ser en agonía.
El gran momento, pesada como una pluma pide bailar con el viento, le grita al sol, que la desea insólitamente, y comienza el ritual.
En un suspiro profundo todo el olor de la hierba se apodera de su alma, y ya está lista. Junta las piernas en puntas de pie, ojos cerrados, manos abiertas al cielo, al sol que la desea y la reclama junto a él.
Las ropas se han rasgado, comienza la danza eufórica de la pluma en el viento, comienza el sacrificio y...
Oye un ruido en la ventana.
Está toda transpirada, el insomnio la empapa. Deberá levantarse, lavar las sábanas y el pijama, fumar un cigarrillo, tomar un vaso de agua.
Recuerda el ruido en la ventana.
Corre las cortinas, no hay nada. Un viento atroz, una tormenta en madrugada.
Gira el metal frío, deja correr el viento que esta vez no es norte pero es insaciable, y llueve. En la habitación se han volado todos los papeles, las fotos, la ropa desparramada.
Pone un pie fuera, en el techo. En las tejas húmedas, mas bien mojadas. Al salir engancha un clavo y en el pijama un tajo, que reconoce porque siempre ha estado ahí.
La lluvia la limpia, la lava, la reconforta. Con el rostro hacia el cielo se deja refrescar, se despoja de su cuerpo, del camisón blanco. El viento le acomoda los cabellos, se pone en puntas de pie, y con los brazos al cielo, pesa lo que una pluma,
y ha empezado a amanecer.

4 comentarios:

  1. Imagenes variadas, ideas de sueños y realidades. Muy bueno

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  2. Cambiaste de tiempo y de amor
    Y de música y de ideas
    Cambiaste de sexo y de dios
    De color y de fronteras.

    imposible reconocerte...

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  3. Creo que es una de las cosas mas lindas que lei

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