lunes, 28 de marzo de 2011

Alice

Me hablabas de política, de salvar a las ballenas y del calentamiento global.
Hablabas del Che, de Fidel, de Marx y de los gorilas.
Del fin del mundo el año que viene, de los Mayas y la colonización.
De actores famosos y películas excelentes.
Me hablabas de astrología, de la Vía Láctea y la Osa Mayor; de los glaciares y la minería a cielo abierto.
Del aborto, la 8113, los cárteles, del capitalismo.
Me hablabas del amor, la entrega, los celos, la obsesión.
Me hablabas de tus miedos, tus sueños, tus deseos.
De recorrer el mundo, de conocer Tailandia y Machu Pichu.
De yoga, reiki, tai-chi, angelólogas, de problemas y dudas existenciales...
Y yo me preguntaba, ansiosa, cubierta de expectativas, inocente; esperando una respuesta que me hacía temblar de sólo pensarla, ilusa y llena de temores como un niño:
¿Cuándo ibas a terminar de decir toda esa sarta de pelotudeces?

Y pensaba en el conejo blanco y en los duendes que últimamente me andan cambiando las cosas de lugar.

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